Primera Iglesia Bautista Fundamental Independiente de Cuajimalpa.
  Iglesia sin Pastor
 

 

Cinco consejos

para una Iglesia que va escoger un pastor.

 

Este es un tema inevitable para todas las Iglesias, que verdaderamente estén interesadas en seguir adelante ya que debemos de reconocer que los pastores no son eternos, nos son dados dentro del carácter y el amor de Dios por la Iglesia que él ha ganado por su propia sangre. Las causas por las cuales una Iglesia se queda sin pastor pueden ser varias, muerte del pastor, pecado y/o renuncia del propio pastor, etc.

 

Lamentablemente las mayorías de las Iglesias cuando se enfrentan a una situación como esta no saben qué hacer, lobos entran y quieren apoderarse de la grey del Señor pensando que su antigüedad en la Iglesia les da derecho a la toma de esta decisión tan importante para el cuerpo de Cristo, su posición económica, su popularidad dentro de la congregación, etc. Algunos hasta se sienten con mayor derecho que los demás por que han “invertido” en esa obra.

 

Es mi deseo el poder ayudar a su Iglesia a buscar en oración y ayuno a su nuevo pastor. Ya que a la falta de pastor, las ovejas están a merced de las fieras del campo.

 

Ez. 34.5 “Y andan errantes por falta de pastor y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.”

 

Mientras escribo estas líneas, yo mismo me encuentro pensando en la Iglesia que Dios me ha dado el privilegio de pastorear durante estos años y es mi deseo que pueda terminar mi carrera con gozo, al igual que preparar a la congregación de escoger al candidato ideal para seguir con esta preciosa obra y al mismo tiempo poniéndome en el lugar de los hermanos al buscar al siervo de Dios, al que “yo estaría dispuesto a seguir” y considerarlo “MI PASTOR”.

 

Debemos de reconocer que el ser llamado pastor, no es una decisión de carácter humano, sino un llamamiento divino. NO SE DEBEN DE IMPONER PASTORES A LAS CONGREGACIONES. No lo permita. Eso solamente está demostrando que se está tomando la decisión en la carne. No se trata de decir “ahora este es tu pastor”, esto dañaría a la congregación seriamente, haciendo que los creyentes se desanimen y otros usando esto como un pretexto para regresar al mundo. Imponer a alguien es hacer a un lado la dirección del Espíritu Santo en la dirección de toda Iglesia, exponiendo a la Iglesia a enfriarse y perdiendo su influencia en su comunidad.

 

Recordemos que el Señor prometió DAR pastores a su grey.  Jer. 3.15 “y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con conciencia y con inteligencia”, lo que estamos tratando de hacer es el de conocer la voluntad de Dios para nuestra Iglesia y nuestras familias en la forma en que debemos de escoger un pastor, atreves de la oración, el ayuno y la unidad entre los hermanos.

 

La Iglesia es de Dios y él se va a encargar de poner al hombre indicado para su obra en ese lugar.

 

“Dios lo pone y el hombre lo confirmar”

 

Sal. 68.28 “Tu Dios ha ordenado tu fuerza; confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros.

Is. 14.24 “Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado”.

 

Se debe de formar lo que llamamos “comité de pulpito”. El “comité de pulpito” debe de estar formado por los diáconos de la Iglesia que son hermanos(as) de buen testimonio, fieles y de confianza para toda la congregación. 1Tim. 3.8-13.

 

La iglesia está en un periodo de transición difícil por la falta de pastor, en la medida de lo posible traten de continuar las actividades que se venían desarrollando en la Iglesia, en la medida de lo posible no suspendan ningún ministerio y/o reuniones. No modifiquen horarios de reunión. Determinen reunirse de ser posible diariamente en el horario que les acomode para orar por la dirección de Dios en la búsqueda de un nuevo pastor, haciendo la invitación abierta a toda la congregación.

 

El “comité de pulpito” se encargara de notificar a los pastores e iglesias que crean oportunos, para notificar lo sucedido y pedirles que les apoyen en oración por la elección de su nuevo pastor. Tal vez algunos de ellos podrían presentarles a algunos de los futuros candidatos.

 

El “comité de pulpito” será el responsable de dirigir a la Iglesia temporalmente, en cada área de la Iglesia (evangelismo, finanzas, alabanza, cultos, ministerios, etc.) hasta la asignación del nuevo pastor, al igual que notificar y entregar todas sus responsabilidades al nuevo pastor de la Iglesia cuando este ya allá sido elegido.

 

El “comité de pulpito” junto con toda la congregación formaran un plan para poder traer a los posibles candidatos, proveyéndoles de sus viáticos al 100% durante toda su estancia y explicándoles el motivo del porque se les ha llamado y considerado para el cargo de pastor de la Iglesia.

 

El “comité de pulpito” se encargara de contactar a los posibles candidatos en coordinación con los pastores que ellos crean oportunos. Algunas Iglesias cuentan con asistentes que han trabajado a lado del pastor anterior, estos también podrían considerarse como candidatos, siguiendo del mismo proceso que alguien externo a la congregación.

 

Es sorprendente la forma en cómo una buena o mala elección afecta el destino de los hombres y las mujeres de este mundo, al igual cuando se elige un hombre para dirigir una Iglesia.

 

La Iglesia, el conjunto de fieles en Cristo, dependen mucho de quién será nombrado como pastor de la Iglesia.

 

En el Antiguo Testamento y en parte del Nuevo, fue obvio cuando Dios mismo encargó un ministerio espiritual particular sobre su pueblo. Hoy la determinación de quién será el pastor de una congregación ha quedado en "última" instancia en las manos de los miembros de la Iglesia.

 

Significa esto, entonces, ¿qué Dios no tiene parte en la elección de un pastor? Sabemos que no es así, pues aún los líderes políticos asumen su puesto y función por permiso de Dios. Dios permite que un hombre asuma un liderazgo para bendecir o para juzgar a una nación. Con un pastor ocurre lo mismo, pues llega a ser pastor de una congregación porque así Dios lo quiere. El asunto es si Dios da un pastor a una congregación como un favor bendito o como un juicio disciplinario.

 

Estoy seguro que todos nosotros quisiéramos tener un buen pastor en nuestra Iglesia. ¿Es así, verdad? También estoy convencido que todos nosotros queremos tener un pastor como resultado de una bendición de Dios, no como resultado de su juicio.

 

Para que esto sea así, y puesto que Dios "ha dejado" en nuestras manos la decisión de quién será nuestro pastor.

 

Es menester que nos asegurarnos de elegir a nuestro pastor siguiendo fielmente los principios bíblicos que él ha establecido en su palabra.

 

Consciente de la gran responsabilidad que tenemos nosotros hoy al elegir un siervo de Dios para nuestra Iglesia, quiero que consideremos muy reverentemente, Cinco Consejos Claves Para Una Iglesia Que Está Por Elegir Su Pastor. Confío en que Dios nos ayudará a tratar con muy buena actitud este trascendental tema.

 

Recordemos que lo ocurra con nuestra Iglesia depende mucho de la decisión que tomemos al respecto, por tanto, prestemos muchísima atención al consejo de la palabra de Dios.

 

Ahora veremos CINCO CONSEJOS A SEGUIR AL ELEGIR UN PASTOR.

 

Primer Consejo
Busquen a su nuevo pastor con mucha oración y ayuno.

 

Los hijos de Dios no debemos querer nada ni a nadie que no nos sea dado por Dios mismo. Esta debe ser una norma en nuestra vida personal, familiar y congregacional. Para asegurarnos de que todo nos venga de Dios tenemos que buscar lo que queremos de él por medio de orar y ayunar. En el asunto de elegir un pastor, la oración y el ayuno son imprescindibles. Veamos las razones que sostienen el hecho de buscar un pastor de Dios mismo por medio de mucha oración y ayuno:

 

  1. Se tiene que orar y rogar porque no hay muchos obreros disponibles (Mateo 9:37).

"A la verdad la mies es mucha, mas los obreros son pocos"

Estas palabras fueron dichas por Jesucristo mismo y hace muchísimos años atrás. La pregunta es: ¿Su declaración es verdadera también hoy o solo es verdadera en el contexto de su propio ministerio y época? A mí parece que su afirmación es verdadera también hoy.

En su época había muchos líderes religiosos, pero eran muy pocos los que guiaban a los creyentes hacia Dios, es por eso que Jesús sentía mucha compasión por las multitudes pues éstas estaban "desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9:36).

Hoy también está ocurriendo lo mismo. La gente está sin guía espiritual bíblica verdadera. Hay mucha religión, pero poca espiritualidad bíblica. La confusión y el caos espiritual están llevando a la gente a la incertidumbre, a la desesperación, a la inmoralidad, al vacío existencial y, sobre todo, a la condenación eterna.

Hay muchos líderes religiosos, pero pocos siervos de Dios.

Asimismo, los creyentes quieren dedicarse a cualquier otro trabajo, excepto al trabajo de pastor, de evangelista o de misionero.

Es triste que aun los hijos de Dios estén huyendo del llamamiento de pastor, de misionero o de evangelista.

Como es de verse: "La mies no solo es mucha hoy, sino muchisisísimos". "Los obreros no solo son pocos sino poquisisísimos".

A la luz de lo que hemos visto y bajo este contexto ¿cómo es que una Iglesia de Cristo va a obtener un pastor de Dios mismo si es que no lo busca de él en oración y ayuno?

  1. Se tiene que orar y rogar porque es el dueño de la mies quien tiene que enviar a los obreros que trabajaran en su mies (Romanos 10:15; Mateo 9:38).

La Biblia pregunta claramente: "¿Y cómo predicarán si no fueren enviados?"

También dice la Biblia: "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies".

Lo que es obvio en este texto son tres detalles importantísimos sobre el reino de Dios: 1). Hay un Señor, que es Dios. 2). Hay una mies, que pertenece a Dios. 3). Hay obreros en la mies, que son enviados por Dios. Es por eso que hay que orar y rogar.

Lo que la Iglesia de Dios necesita son obreros enviados por Dios mismo. Para que Dios los envíe hay que estar viviendo conforme a su propósito.

Los obreros que no son enviados por Dios solo hacen daño a la grey de Dios. Es por eso justamente que la oración y el ayuno por un pastor tiene que ser realizada insistentemente. Necesitamos un pastor para nuestra Iglesia, pero, sobre todo, necesitamos un pastor enviado a nuestra Iglesia por Dios mismo.

  1. Se tiene que orar y ayunar porque Jesucristo mismo ordenó que rogásemos por el envío de obreros para la mies (Mateo 9:38).

En este texto Jesucristo ordena: "Rogad, pues, al señor de la mies, que envíe obreros a su mies".

La orden es imperativa. No hay lugar para discutir la orden, solo hay lugar para obedecerla.

Son los discípulos los llamados a orar. Los inconversos nunca van a orar pidiendo obreros para la mies. Ellos no entienden nada de estos asuntos. Somos los creyentes en Jesucristo los llamados a orar por obreros para la mies.

Dios depende de nuestra oración para el envío de obreros a la mies. Es así como él lo ha decidido. En esto Dios es sublimemente incomprensible. Nos hace sus cooperadores en el envío de obreros a su mies.

Mucha de los escases de obreros en la obra de Dios es responsabilidad nuestra. Si oramos para que Dios envíe obreros, él los enviará. Pero si no oramos por eso, si no rogamos, Dios simplemente no enviará a sus obreros. En consecuencia, las Iglesias no tendrán pastores, no habrán misioneros, menos habrá evangelistas. En otras palabras, los obreros escasearán y se notará esto en que los creyentes estarán dispersos y desamparados como ovejas que no tienen pastor.

Una Iglesia sin pastor no puede crecer como Dios quiere que crezca. Una comunidad donde no hay un misionero, difícilmente conocerá la salvación en Cristo. La falta de pastores, misioneros y evangelistas en una gran falta.

Nuestra oración y ayuno es imprescindible en el envío de un pastor para una Iglesia. Dios va a conceder un siervo suyo a la Iglesia que lo necesita y que demuestra su necesidad orando y rogando para tener un pastor.

La Iglesia que obedece la orden de rogar al Señor que envíe obreros a la mies es la Iglesia que obtendrá el pastor que necesita.

  1. Se tiene que orar y rogar porque el propio Jesucristo escogió a sus discípulos habiendo pasado mucho tiempo en oración y ayuno (Lucas 6:12-14). Mateo 10:1-4 Marcos 3:13-19

Jesucristo oró mucho antes de escoger a los hombres que iban a ser sus apóstoles. El libro de Lucas enseña claramente que Jesús pasó toda la noche orando a Dios antes de elegir a los discípulos que serían luego sus apóstoles.

Después de orar toda la noche y solo después de eso es que "...llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles".

La cuestión es esta: si él, que es Hombre perfecto y Dios verdadero, pasó toda la noche en oración intensa antes de escoger a sus apóstoles, ¿haremos nosotros menos en oración antes de elegir al pastor de nuestra Iglesia?

Es obvio que no podemos orar menos que él para elegir a nuestro pastor. Nosotros somos menos que él y necesitamos mucha más ayuda de la que él necesita. En el asunto de la oración es igual. Nosotros necesitamos orar mucho más porque tenemos más necesidad de la guía y la ayuda de Dios nuestro Padre.

Es por eso justamente que tenemos que orar mucho antes de escoger al pastor para nuestra Iglesia. Queremos escoger un líder espiritual, pero más que eso, queremos imitar a nuestro Señor y él escogió en oración, y es así como tenemos que escoger a nuestro pastor... en oración y ayuno intenso.

  1. Se tiene que orar y rogar porque debemos estar seguros de que nuestro pastor ha llegado a serlo por obra del Espíritu Santo no como resultado de una decisión en la carne (Hechos 20:28).

Israel escogió su primer rey en la carne. Sufrieron terriblemente las consecuencias de tan terrible decisión.

Pablo tenía la convicción de que los pastores que administraban las Iglesias de Éfeso habían llegado a esa función por designio del Espíritu Santo. Él lo dice claramente: "Por tanto, mirad por vosotros mismos, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia del Señor la cual el ganó con su propia sangre".

Si queremos tener la certeza de que nuestro pastor es puesto en nuestra Iglesia por designio directo del Espíritu Santo, necesitamos encomendar todo el proceso de elección a nuestro Dios. Yo no conozco otra manera de hacer esto sino a través de la oración y el ayuno genuino.

Una Iglesia que llega a tener su pastor por designio bendito del Espíritu Santo es bienaventurada. Este pastor va a amarlos y a cuidarlos. Trabajará y velará intensamente por sus almas. ¡Qué bendición!

  1. Se tiene que orar y rogar porque es la forma en que se escogía líderes espirituales en las Iglesias neotestamentarias (Hechos 1:21-26; Hechos 6:1-7; Hechos 13:1-3; Hechos 14:21-23).

Así eligieron los 11 apóstoles de Jesucristo al sucesor de Judas Iscariote.

Es con oración y ayuno que se escogieron a los hombres que iban a encargarse de servir a las mesas.

Con un ambiente de oración y ayuno es que el Espíritu Santo apartó a Bernabé y Pablo para realizar la obra misionera inicial en el mundo antiguo.

El primer equipo misionero que se menciona en la Biblia estableció a los pastores de las Iglesias que formaron con mucha oración y ayuno.

La Biblia es clara en el hecho de que las mejores decisiones se realizan en oración. Es también clara en que las peores decisiones ocurren cuando no se consulta a Dios.

¡Qué Dios nos ayude a orar mucho antes de elegir a un siervo de Dios para su Iglesia!

 

Segundo Consejo
Observen fielmente el cumplimiento de los requisitos bíblicos para pastor

 

La elección de un pastor tiene que ser hechas en base a requisitos revelados es la palabra de Dios. Los requisitos se encuentran en los siguientes textos: 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:1-9; 2 Pedro 5:1-4; Juan 21:15-19 y Hebreos 13:7,17.

Los requisitos no deben ser entendidos en el sentido de perfección y de nada de pecado. Como sabemos, nuestra imperfección y nuestra pecaminosidad nos acompañarán hasta el día de la redención final, que aún está en el futuro.

Los pastores, los evangelistas, los misioneros y cualquier otro siervo de Dios son tan humanos como nosotros. Tienen las mismas debilidades y tentaciones. Tenemos que entenderlos y no exigir ni demandar de ellos más de lo que pueden dar ni más de lo que Dios mismo demanda de ellos.

No he dicho lo anterior con el fin de que no se tomen en cuenta los requisitos bíblicos, al contrario. Dios ha establecido estos requisitos sabiendo nuestra condición humana y pecaminosa.

Tenemos necesariamente que observar los requisitos al escoger un pastor para nuestra Iglesia porque Dios los ha establecido para ayudarnos a escoger bien al varón que conducirá a su grey.

Fijémonos entonces en los requisitos presentados en los textos antes mencionados.

  1. Requisitos personales

·         Irreprensible. "Su carácter tiene que ser tal, que no se le puede acusar justamente de nada". Todo lo malo de que se le acuse, jamás tendrá asidero ni fundamento real. Es intachable y totalmente íntegro.

·         Marido de una sola mujer. Esta expresión significa eso que dice: "Que tiene que estar casado y viviendo con una sola mujer. Que no es ni bígamo [que se casa por segunda vez, viviendo el primer cónyuge], ni polígamo, ni adúltero y/o divorciado."

·         Sobrio. La palabra significaba literalmente "sin vino". Sobrio entonces significa "controlado", "dueño de sí", "con dominio propio". "Vigilante y alerta". Que evita los extremos y todos los excesos.

·         Prudente. De mente sana. Cauto y sensato. Moderado. Disciplinado y sabio, que discierne bien lo provechoso y conveniente, de lo que no es.

·         Decoroso. Ordenado. De conducta decente y respetuosa. Sus actitudes, sus reacciones y su apariencia son moderadas y apropiadas en cada ocasión.

·         Hospedador. Que se agrada de recibir huéspedes. Que mantiene una actitud genuina para recibir personas en su casa. Hace esto, desde luego, manteniendo un equilibrio con la privacidad que le corresponde a su familia.

·         Apto para enseñar. Que tenga la capacidad, el conocimiento, el talento y la instrucción necesaria para comunicar efectiva y claramente la verdad de Dios.

·         No dado al vino. No un bebedor. No un borracho. Que no se intoxica con ninguna bebida alcohólica y/o fármacos. Recordemos que la persona que jamás toma la primera copa nunca jamás también podrá embriagarse.

·         No pendenciero. Que no es un pleitista verbal ni físico. Que siempre intenta solucionar los conflictos en forma ordenada y pacífica. Con espíritu amable.

·         No codicioso de ganancias deshonestas. No ama al dinero por ser dinero. Menos al dinero mal obtenido, que no es fruto del trabajo honrado. Que no usa su posición para obtener dinero para sí mismo. Su motivación ministerial jamás es el dinero.

·         Amable. Digno de ser amado, que es fácil de querer y encariñarse con él. Que sabe expresarse y tratar con afecto y cariño.

·         Apacible. Manso. De trato afable y agradable. Que es atractivo para acercarse y para confiar y hablar con él.

·         No avaro. El pastor no atesora riquezas. No busca el dinero como un fin en sí mismo, sino como un instrumento para satisfaces sus propia necesidades y las necesidades de los demás.

  1. Requisitos familiares

·         Marido de una sola mujer. Que es fiel y leal a la mujer que Dios le ha dado. Como ya hemos dicho antes, que no es "ni bígamo [que se casa por segunda vez, viviendo el primer cónyuge], ni polígamo, ni adultero y/o divorciado".

·         Que vive sabiamente con su mujer. Este requisito surge de 1 Pedro 3:7. El pastor tiene que ser el primero en hacer con su esposa como Cristo hizo con la Iglesia. En el texto de 1 Pedro se establece claramente que es imposible que un pastor tenga un ministerio agradable a Dios y, por ende, fructífero y edificante, si es que no tiene siempre una buena relación con su esposa.

·         Que cría a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor.  Efesios 6:4. Es claro por ese texto que los hijos del pastor tienen que estar animados y muy contentos de ser hijos de un pastor. Esto implica que el pastor los está criando a ellos como el Señor nuestro Dios ha ordenado. Si el pastor no cría a sus hijos así, entonces, tendrá problemas con ellos. Sus hijos serán "disolutos y rebeldes", y no podrá, por tanto, cumplir el requisito presentado en Tito 1:6.

·         Que gobierne bien su casa. Esta declaración que se encuentra en 1 Timoteo 3:3 es clave para un pastor. Él tiene que haber demostrado aptitudes para el servicio y el liderazgo bíblico en su propio hogar. Su hogar tiene que ser un ejemplo de lo que será la Iglesia gracias a su ministerio. El apóstol Pablo, por inspiración divina, es contundente. Él dijo: "Pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?

·         La Iglesia que quiere escoger un pastor tiene que fijarse muy bien en este requisito. Una Iglesia está compuesta por muchas familias enteras, las cuales necesitan modelo para sus familias: la familia pastoral tiene que ser ese modelo. Una palabra más. El hombre que quiere ser pastor y que sabe que no tiene un buen hogar, debe ser honesto y desistir de su deseo, pues solo hará daño a la grey de Dios.

  1. Requisitos sociales

·         Que tenga buen testimonio en los de afuera. Los de afuera son los creyentes que no pertenecen a la congregación, son los creyentes de la comunidad en que el pastor vive. Ellos deben ser forzados, al ver la vida del pastor y de su familia, a dar un "buen testimonio". Por su conducta y actitudes, el pastor se ha ganado la estimación y el respecto de los incrédulos que le conocen. Si esto no es así y si es que la Iglesia no se fija bien en este requisito, lo que traerá para el pastor será "descrédito y ocasión para que el diablo lo atrape en sus redes malignas.

  1. Requisitos ministeriales

·         Anhelo por el ministerio. 1 Timoteo 3 empieza el tema de los requisitos para los obispos con la declaración siguiente: "Palabra fiel: si alguno anhela obispado, buena obra desea". El pastor tiene que "aspirar", "anhelar", "desear", "querer" ser un ministro del evangelio. Si no tiene este anhelo, es mejor que no se meta en el trabajo, pues correrá pronto.

·         Aptitud para la predicación y la enseñanza. Los pastores deben tener la capacidad de predicar y enseñar con claridad la palabra de Dios. Su ministerio está basado en la predicación y en la enseñanza. Por tanto, la aptitud para predicar y enseñar es clave en pastor. Tito 1:9, 1 Timoteo 5:17 y 2 Timoteo 2:24 tienen que ser considerados con atención por toda Iglesia que está buscando un pastor. Es muy difícil que sean edificados bien por un hombre que no tiene la instrucción ni la capacidad de enseñar con claridad y orden la palabra de Dios.

·         Experiencia cristiana. Una Iglesia jamás debe nombrar como pastor a un "neófito". Neófito significa literalmente "recién plantado; con poca experiencia; nuevo en la fe". Como es de verse, esta palabra no es un insulto, sino una palabra que expresa un hecho real el hecho de haberse convertido recientemente. Ser nuevo en la fe no es anormal, es algo que nos ha ocurrido a todos: Todos hemos sido nuevos convertidos en el momento que acudimos a Cristo por primera vez. Empero, si es anormal que se nombre como pastor a alguien que no tiene la experiencia ni la madurez cristiana que viene como resultado del tiempo en que se camina con el Señor. Como Iglesia, tenemos que tener cuidado con escoger como pastor a un hombre que no tiene experiencia ni madurez cristiana. Es muy peligroso para la Iglesia misma y muy dañino también para el mismo neófito. Pablo dice que un neófito corre el peligro de "envanecerse" y de caer así en "la condenación del diablo" (1 Timoteo 3:4).

·         Reconocimiento eclesiástico. Esto significa que tiene que tener una recomendación ministerial de los líderes y de su Iglesia en la que es miembro y de otros ministerios respaldándolo. Tiene que ser obvio para toda la Iglesia de que ese hombre debe ser ingresar al ministerio pastoral. La recomendación y el buen testimonio que dieron de Timoteo los hermanos de Listra e Iconio fue clave para que Pablo lo llevase consigo al ministerio (Hechos 16:2). Una Iglesia que va a elegir un pastor, tiene que ver si es que su candidato es recomendado y reconocido por el pastor y por la Iglesia en la que es miembro.

·         Buena doctrina. Tito 1:9 dice de uno que va a ser pastor tiene que ser "retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda enseñar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen". El pastor siempre tiene que hablar de acuerdo a la sana doctrina (Tito 2:1). Por tanto, al elegir a un pastor, hay que fijarnos bien en lo que cree y en como cree. Debemos ver si tiene convicciones bíblicas bien fundamentadas, pues no queremos apartarnos ni a diestra ni a siniestra de la verdad de la palabra de Dios. Esto requiere que los miembros conozcan la Palabra de Dios.

Todos los requisitos alistados y aún los que faltan alistar, solo pueden ser cumplidos cabalmente por un hombre "que ama a Dios y a Cristo con todo su ser", y que por eso que siempre anda en una muy buena y estrecha relación con él (Juan 21:15-19).

 

Tercer Consejo
Tengan una idea clara de cuál es el trabajo del pastor

 

Un pastor tiene un trabajo que realizar. Su trabajo y sus deberes han sido establecidos por Dios en su palabra. Lo que Dios ha establecido para ellos es suficiente trabajo, no les pidamos que hagan más que eso.

Como Iglesia que queremos un pastor, haremos bien en enterarnos sobre cuál es realmente el trabajo que tiene que realizar.

Si queremos que nuestra Iglesia agrade a Dios y sea muy usada por él, tenemos que poner mucho empeño en ayudar a nuestro pastor a fin de que cumpla con su trabajo.

Veamos en qué consiste el trabajo de un pastor:

  1. Liderar amorosa y servicialmente a la grey de Dios.

Hechos 20:17-38. Este texto es bastante claro en el hecho que los creyentes que están frente a la Iglesia son llamados ancianos (17), obispos y pastores. Estas tres palabras describen al hombre que hoy nosotros solo llamamos pastor. "¿Cómo distinguir entre estos tres términos? Aunque no hay una unanimidad de criterio, es razonable pensar que: Anciano, equivale a su posición basándose en su madurez y en su experiencia; Pastor, equivale tanto a su título como a su función en el ministerio, el que guía y protege a las ovejas; Obispo, equivale al área de administración el de vigilar que todo esté en orden.

1Ped. 5.3 “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de a grey”.

Estas tres palabras nos hacen ver que el pastor el pastor es el líder y administrador espiritual de la Iglesia local. Su liderazgo y administración lo hace efectivo por medio de apacentar la grey del Señor. El pastor debe verse como el responsable 1) de vigilar espiritualmente a la Iglesia de Dios y 2) dirigir y guiar a la Iglesia en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Como líder y administrador de la grey, el pastor debe pensar en sus responsabilidades que incluyen:

·         El cuidado de la congregación.

·         El alcanzar a los perdidos con el Evangelio y animar e involucrar a todo creyente a sumarse a este noble esfuerzo.

·         Protección contra la falsa enseñanza.

·         Administración y gobierno de los asuntos de la Iglesia.

·         Estímulo y guía para los hermanos.

·         El ministerio didáctico de la Iglesia.

·         Como líder y administrados de la grey, el pastor debe cultivar las siguientes actitudes al ejercer su trabajo:

·         Disposición para ejercer vigilancia espiritual de la grey.

·         Servir diligentemente a la grey, pero no por ganancia personal.

·         Guiar al rebaño, pero sin enseñorearse del mismo.

·         Ganarse el respeto de la congregación por su autoridad moral y espiritual.

·         Para finalizar esta parte debemos enfatizar que el pastor como líder y administrador de la grey debe ser:

"Un líder espiritual y servicial, no un supremo Señor".

"Un guía espiritual y moral, no un poderoso y dictador ejecutivo".

"Un protector espiritual, no un supe policía".

  1. Exponer clara, poderosa y autoritativamente la palabra de Dios.

El pastor debe predicar la palabra de Dios. "La predicación es la proclamación y explicación de la palabra escrita de Dios a toda persona con el fin de que la misma sea obedecida puntualmente". 2 Timoteo 4:2 enseña que la predicación de la palabra de Dios es un deber muy sagrado y solemne que tiene todo pastor. Por medio de la predicación de la palabra de Dios, el pastor conducirá a la grey de Dios:

Nota clave: el pastor nunca deberá usar la predicación de la palabra de Dios: 1) promoverse a sí mismo, 2) promover sus opiniones, filosofías u ideologías políticas particulares, 3) para maltratar, herir o ensañarse con los creyentes con las que está enemistado, 4) para manipular a los creyentes, 5) para lucrarse u obtener ganancias materiales y 6) para enseñar algo que vaya en contra de la palabra de Dios.

El pastor debe enseñar toda la palabra de Dios. 1 Timoteo 4:13 dice: "Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y en la enseñanza". 1 Timoteo 5:17 dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar". El pastor debe enseñar la palabra de Dios con el fin de:

    • Instruir a los hermanos en la sana doctrina y en los principios de la palabra (Mateo 28:20; Tito 2:1).
    • Preparar a los creyentes para que vivan en el camino de buenas obras que él ha preparado para ellos (2 Timoteo 3:16-17).
    • Edificar a los creyentes para que crezcan hasta la estatura de la plenitud de Cristo (Colosenses 1:28-29). Lo que llamamos “Vida Cristiana”
    • Estimular a los creyentes, infundiéndoles confianza en Dios y en la certidumbre de sus promesa registradas en la Biblia (Romanos 15:1-4).
    • Proteger a la grey del Señor de los falsos maestros y de sus falsas enseñanzas (Hechos 20:27-31; Tito 1:9).

El pastor debe escudriñar diligentemente la palabra de Dios. Si el pastor va a predicar y a enseñar bien la palabra de Dios, entonces tiene que estudiar diligentemente la Escritura. El pastor tiene que considerar seriamente estos textos bíblicos:

    1. Esdras 7:6,10
    2. Juan 5:39
    3. Hechos 17:11.
    4. Hechos 18:24-28.
    5. 2 Pedro 3:15-16.
    6. 2 Timoteo 2:15

El pastor debe realizar este ministerio en el poder del Espíritu Santo. No habrá resultados eternos ni vidas verdaderamente transformadas y crecientes a no ser que el pastor predique, enseñe y estudié con el auxilio poderoso del Espíritu Santo. La Biblia es bastante clara en el hecho de que el pastor tiene obligadamente que vivir y ministrar bajo del poder del Espíritu Santo. Consideremos los siguientes textos:

    1. Hechos 1:1-8
    2. Hechos 2:14...
    3. Hechos 4:31
    4. Hechos 6:3,5
    5. 1 Corintios 2:1-5
  1. Perfeccionar a los santos.

Dios ha encomendado una misión a la Iglesia.

Mateo 28:18-20. Marcos 16:14-20. Lucas 24:45-49. Hechos 1:1-11

Son los santos los responsables de cumplir esa misión.

1 Corintios 6:19-20. Hechos 5:29-32. Hechos 8:1-4

El pastor tiene el trabajo de perfeccionar a los creyentes para que cumplan esa misión.

Efesios 4:12-16. 2 Timoteo 3:15-17.

El pastor debe de formar y preparar líderes (involucrar a otros a que le ayuden a cumplir con su llamamiento)

2 Timoteo 2:2. Hechos 11:19-26. Hechos 14:21-23. Hechos 20:17-38

  1. Velar por las almas.

Velar significa vigilar y cuidar las almas de los creyentes que pastorea.

Hechos 20:28. Hebreos 13:17

El pastor vigila por las almas de los creyentes orando constantemente por ellas.

Juan 17:1-26. Hechos 6:4. Efesios 1:15-23. Filipenses 1:9-11. Colosenses 1:9-14. 1 Tesalonicenses 3:9-10. 1 Samuel 12:23

El pastor vigila por las almas de los creyentes visitándolos y tratándolos muy cercanamente.

Proverbios 27:23... Juan 10:14-16. Juan 10:27-30. Hechos 20:20,31

  1. Ser un modelo para los hermanos.

Lucas 6:40. Filipenses 3:17. Hebreos 13:7. 2 Tesalonicenses 3:7.

 

Cuarto Consejo
Asuman totalmente las responsabilidades que conlleva el tener un pastor

 

Una Iglesia sufre mucho cuando no tiene un pastor que la dirija. Como resultado de esa experiencia de falta de dirección y de cuidado, los miembros de la Iglesia se concientizan sobremanera en lo útil y necesario que es el pastor.

El desánimo y la falta de motivación cunden en todos los hermanos en esos oscuros días. Por tal motivo, la oración y el ayuno constante a Dios para que les dé un pastor, es bastante insistente.

Hasta que Dios por su misericordia y su buena voluntad escucha la oración de su pueblo y le concede el pastor que necesitan. Los hermanos se gozan de tener su pastor y otra vez la motivación crece. Todo como resultado de que ya se tiene un pastor.

Es una bendición tener un pastor. La Iglesia que tiene un pastor es privilegiada. Empero, tener un pastor también implica responsabilidades muy serias y la Iglesia que va a elegir un pastor tiene que estar decidida a cumplir con todas ellas.

Dios les quita a algunas Iglesias sus pastores porque no han aprendido a cumplir su responsabilidad para con ellos. Por eso, si es que de verdad queremos que Dios bendiga a nuestra Iglesia con uno de sus siervos como nuestro pastor, es menester que todos los miembros de la Iglesia nos comprometamos en cumplir las responsabilidades que se contraen al tener un pastor.

Veamos esas responsabilidades:

  1. Hay que amar y valorar el hecho de que nuestro pastor quiere trabajar en el ministerio pastoral.

No hay mucha gente que se quiere meter al ministerio pastoral.

Esto no debe sorprendernos porque Jesús dijo que los obreros eran pocos.

También, el ministerio pastoral demanda una entrega total y una disposición de servicio inmenso.

El que haya alguien que quiere ser pastor es una bendición.

La bendición es mucho mayor porque este hombre viene con una mujer que también ha aceptado ese tan difícil reto.

Cada uno de los miembros de la Iglesia debe valorar y aceptar amorosamente al nuevo pastor.

Consideremos los siguientes textos sobre la aceptación y la valoración del ministerio pastoral:

1 Tesalonicenses 5:12-13

1 Timoteo 5:17-19

3 Juan 8

Hebreos 13:7. Colosenses 4:7-11. Filipenses 2:29-30. 1 Corintios 16:11. 1 Corintios 16:17-18.

  1. Obedecer y ayudarle a cumplir con su trabajo.

El pastor es como un buen padre que ama, cuida y busca lo mejor para con sus hijos.

Él necesita que los miembros se le sujeten y le obedezcan con buena voluntad.

También, el pastor necesita ayuda para cumplir su ministerio: él no puede velar por todos los que asisten a la Iglesia solo.

El pastor no puede sacar adelante ningún proyecto en bien de la Iglesia sin la ayuda de la congregación.

El pastor no puede enseñar a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes y a los adultos de la Iglesia al mismo tiempo.

El pastor no puede visitar ni cuidar de todos los miembros de la Iglesia solo, necesita de la ayuda de todos.

Consideremos los siguientes textos:

1 Corintios 16:15-16. Hebreos 13:7. Hebreos 13:17. Hechos 6:1-7. Colosenses 4:11.

  1. Suplir sus necesidades del pastor y de su familia.

El pastor necesita alimentarse a sí mismo y necesita alimentar a su familia.

El pastor tiene que vestirse a sí mismo y a también a su esposa e hijos.

El pastor y su familia tienen que vivir en algún sitio y la Iglesia debe proveerle para que ellos puedan vivir dignamente.

El pastor, su esposa y sus hijos son humanos y van a enfermarse alguna vez ... es la congregación quien tiene que proveer para la salud del pastor y familia.

Los hijos del pastor también tienen que educarse como nuestros propios hijos. La congregación tiene que ver por esta necesidad.

El pastor necesita capacitarse más y más cada vez. El necesita libros, necesita asistir a conferencias y demás lugares donde pueda constantemente ser alimentado para ayudar de una manera más eficiente a la congregación. Es la Iglesia la que debe proveer para eso.

Consideremos los siguientes textos de la palabra de Dios:

1 Corintios 9:4-14. Gálatas 6:6. 1 Corintios 16:10. 2 Corintios 11:7-9; 2 Corintios 12:13. Filipenses 4:10-20. 1 Timoteo 5:17-18

  1. Compréndanle.

El pastor es humano, se cansará, se entristecerá, se desanimará, se sentirá débil, y se equivocará.

El pastor es pecador, les ofenderá, reaccionará mal, pecará contra ustedes.

El pastor no es Dios, tiene limitaciones, no puede hacer todas las cosas, no puede estar en todas partes, no llegará a tiempo cuando lo necesites, él no controla el mundo, tampoco puede cambiar a los creyentes.

El pastor es el blanco de Satanás y sus huestes, tiene tentaciones, tiene ataques diabólicos y demoníacos con el fin de destruirle o tenerle desmotivado y amargado.

El pastor necesita que la Iglesia le comprenda y no que le exija lo que no puede cumplir.

Consideremos los siguientes textos:

Hebreos 4:14-16

Hebreos 5:7-10

1 Corintios 9:26-27

Gálatas 2:11-14

  1. Cuidar su gozo ministerial.

El ministerio es un trabajo agotador e incomprendido.

El tiempo no alcanza para todo lo que se tiene que hacer.

Falta personal para que ayude en los diferentes ministerios.

La gente no responde como uno quisiera.

El pastor va a ser muy criticado por los de su propia casa, por la gente de la misma Iglesia y hasta por la gente de fuera de la Iglesia.

Por todo lo anterior, el pastor puede trabajar en la obra con amargura y resentimiento o con gozo y fervor, es la Iglesia la llamada de cuidar su gozo y su ánimo.

Considere los siguientes textos:

Marcos 3:21,31-32

2 Corintios 11:23-29

2 Timoteo 4:9-18

Hebreos 13:17

  1. Orar fervientemente por su vida espiritual personal y familiar.

Si hay algo que nunca le debe faltar al pastor y a su familia es la oración ferviente y constante de todos y cada uno de los miembros de Iglesia.

Si usted es un hermano que está totalmente limitado para apoyar al pastor y a su familia en alguna de sus necesidades, de todos modos sí hay algo muy, pero muy importante y que de todos manera puede hacer ... USTED PUEDE ORAR POR EL Y SU FAMILIA.

Todo siervo de Dios sabe muy bien que es por la oración del pueblo de Dios que uno aún está en pie y con fuerzas para seguir adelante.

Pablo era muy consciente de esto y es por eso que en muchas ocasiones le pidió a los hermanos de las Iglesias que le conocía que oren por él y por su equipo de trabajo.

Consideremos los siguientes textos bíblicos:

Romanos 15:30-33

Efesios 6:18-20

Colosenses 4:3-4

1 Tesalonicenses 4:25

2 Tesalonicenses 3:1-5

 

Quinto Consejo
Sigan un plan de elección basado en el conocimiento y la confianza mutua

 

La elección de un pastor debe ser un momento solemne y alegre para la Iglesia local. Todos los miembros deben participar con su voto personal. Es un momento en el que se ve el grado de madurez de la Iglesia. También, es el evento que marcará el rumbo de la Iglesia por un buen tiempo.

Los hermanos encargados de guiar el proceso de selección, elección y constitución de un pastor sobre una Iglesia, deben ser muy sabios y comunicativos. La Iglesia debe estar totalmente informada del procedimiento que se está siguiendo. Todas sus preguntas y sugerencias deber ser tomadas en cuenta.

Para que la elección del pastor sea un motivo de alegría y un punto de quiebre para bien en una Iglesia local, les planteo las siguientes sugerencias.

  1. Hagan un análisis del tipo de pastor que desean seguir.

Un pastor casado, aun que existen excepciones no es lo más recomendable.

Un pastor joven o un pastor anciano.

Un pastor con poca familia o con mucha familia.

Un pastor de la propia Iglesia o uno de otra Iglesia y/o egresado de algún Instituto Bíblico.

Pregúntenle sobre su preparación académica.

Pregúntenle sobre su preparación ministerial.

  1. Conozcan bien al candidato.

Convivan con él un tiempo.

Escúchenle predicar y enseñar varias veces.

Háganle muchas preguntas respecto a su conversión y llamamiento ministerial.

Es muy importante saber sus convicciones doctrinales.

Infórmense sobre él a través de otros.

Si ha sido pastor de otra Iglesia, pidan información directa a ellos.

Analicen los pros y los contras del candidato.

  1. Dense a conocer al candidato.

Permitan que él les conozca.

Respondan sus preguntas.

Explíquenle con claridad lo que le ofrecen y lo que esperan de él.

  1. Tengan entrevistas congregacionales.

Pueden ser unas dos o tres entrevistas públicas.

Todos los miembros de la Iglesia deben asistir.

En esas reuniones el pastor debe exponer lo que piensa sobre la Iglesia de Cristo y lo cree en el ámbito doctrinal. Si es necesario pidan a otro(s) pastor(es) que les ayuden a conocer a fondo este tema.

En especial, debe hablar sobre la misión de la Iglesia y sobre la forma en que debe ser administrada.

Después de la exposición, los miembros pueden hacerle tantas preguntas como puedan respecto esos temas.

El pastor también debe hacer preguntas a la congregación a fin de aclarar términos que pueden estar siendo entendidos en diferente forma por los hermanos de la Iglesia.

Los encargados de la Iglesia deben buscar a un hermano muy sabio y prudente (otros pastores) para que dirija esa reunión.

  1. Tomen su tiempo para decidir.

Normalmente, toda Iglesia que pierde su pastor, se queda sin pastor por un buen tiempo.

Durante ese tiempo, la Iglesia ha desarrollado sus actividades con dificultad, pero las ha desarrollado.

Todos los miembros de la Iglesia deben recordar esto para que no decidan impacientemente. Hay un dicho que dice: "Mejor solo que mal acompañado". Nosotros decimos: "Es mejor una Iglesia sin un pastor que con uno que no debió ser su pastor".

Tomen su tiempo para decidir, recuerden que es una decisión clave para la vida de la Iglesia.

Tengan presente este texto bíblico: 1 Samuel 8:5

6.       Para la elección del nuevo pastor se han establecido dos votaciones.

La votación interna “comité de pulpito”  y la votación general (la congregación).

7.       La responsabilidad del “comité de pulpito” en la elección del pastor.

Ya que sea elegido al “candidato”, el “comité de pulpito” votara para aprobar al candidato.

La votación del “comité del pulpito” debe de ser al 100% a favor del candidato.

De lo contrario, se debe de seguir buscando.

Si el “comité de pulpito” a dado el 100% de su voto a favor del candidato se procederá a la siguiente votación general (la congregación) que se hará el domingo más próximo a la primera votación.

  1. Elijan a su pastor por voto secreto y buscando la unanimidad en la “votación general”.

En caso de que el “comité de pulpito” apruebe al candidato, se presentará su decisión a la Iglesia, que votará para aprobar la decisión del “comité de pulpito”.

La convocatoria a la asamblea de elección de pastor debe ser hecha con suficiente anticipación.

La reunión debe ser dedicada por completo solo a la elección del pastor.

Antes de pasar a la elección, hay que encomendar todo la elección al Señor de la mies.

Hay que explicar claramente la forma en que se realizo la primera votación.

Y ahora la votación general.

Solo deben votar por el pastor los que son miembros de la Iglesia.

Estos son hermanos que son salvos, bautizados, fieles (asistencia a la iglesia, en dar su diezmos, etc.) ganadores de almas y con un mínimo de 6 meses en la iglesia, etc.

Los resultados deben ser dichos en la misma reunión y con un previo tiempo de oración, en el cual todos manifiestan a Dios su sumisión al resultado final.

9.       La aprobación del candidato a pastor de la Iglesia.

Para que se apruebe al candidato debe de contar con el 100% del voto del “comité de pulpito” y por lo menos con el 90% del voto de la congregación.

Recuerde que todo esto debe de ir acompañado de oración y humildad, y dependencia absoluta de Dios que dirigirá a la Iglesia hacia el hombre que él ha de designar para su Iglesia.

  1. Una vez que se ha escogido al pastor todos los miembros deben apoyar su ministerio.

Tanto los que votaron a favor como en contra del candidato deben tener una buena actitud los unos para con los otros. Leer Hechos 11:1-18.

Una vez que se ha tomado la decisión, hay que apoyar totalmente al pastor elegido: El pastor será pastor de todos los miembros, no solo de los que votaron a favor de él, sino también lo que votaron en contra. Después de que este se ha elegido no puede retrocederse en la decisión.

Si la elección no es favorable al candidato presentado, hay que agradecerle fraternalmente por su disposición a ser el pastor de nuestra Iglesia. La amistad y la fraternidad entre el candidato y la Iglesia deben mantenerse y acrecentarse.

Hay que aceptar con gozo lo que Dios ha dispuesto tanto para la congregación como para el candidato.

  1. Los hermanos encargados de la Iglesia “comité de pulpito” deben entregar el liderazgo de la Iglesia al pastor en un culto especial (imponer las manos).

Antes de este culto, los hermanos encargados deben haber informado al pastor de cómo ha estado siendo administrada la Iglesia y de cuál es el estado en que ésta se encuentra.

Los encargados de la Iglesia deben presentar a los diferentes líderes de los ministerios ante el pastor.

En un culto interno, los encargados de la Iglesia deben entregar al pastor el ministerio de la Iglesia.

En ese culto interno, los encargados deben orar por el pastor y su familia.

Si es posible, debe terminarse ese culto especial con una comida fraternal.

  1. Presenten a su pastor a las demás Iglesias y pastores por medio de un culto público.

Los pastores y las Iglesias hermanas deben estar enterados y orando por el proceso de elección de un pastor para una Iglesia.

Una vez que ya se ha elegido al pastor hay que compartir la noticia con los pastores y con las Iglesias hermanas para que se gocen en el Señor por esa bendición.

Luego, hay que presentar al nuevo pastor de nuestra Iglesia a los demás pastores y a las otras Iglesias en un culto público.

En ese culto público, los pastores de las Iglesias hermanas deben orar públicamente por el nuevo pastor y por la Iglesia que pastoreará.

 

Conclusión

 

Elegir un pastor es un asunto espiritual muy serio. Considerando la seriedad del asunto es que hemos repasado

lo que dice la Biblia respecto a la elección de un pastor. Lo que ahora nos queda es seguir estricta y diligentemente los Cinco Consejos Bíblicos repasados.

 

Es interesante y a la vez instructivo que la Biblia no mencionen las cualidades que buscan los creyentes de este mundo cuando eligen a sus líderes.

 

La razón de que Dios no mencione estas cualidades mundanas como requisitos para los pastores es la siguiente: Él quiere que sus ovejas sean apacentadas, ministradas, dirigidas y gobernadas por personas humildes y dependientes del Espíritu Santo.

 

Tengo la certeza de que si se sigue estrictamente y con mucha dependencia de Dios los Cinco Consejos Bíblicos expuestos, Dios, por su amor y buena voluntad, permitirá que el hombre que llegue a ser el pastor de nuestra Iglesia, sea un hombre cuyo carácter moral y espiritual correspondan con la espiritualidad del trabajo que va desempeñar.

 

Ser un pastor no es un juego ni es tampoco como ejercer cualquier otro oficio. Le ayuno a Dios que les ayude a elegir un hombre de Dios conforme a su voluntad. Asimismo, le ayuno a Dios que ustedes sean una Iglesia que valora, obedece y alegra el corazón del pastor que va a pastorearles.

 

Finalmente, mi oración mayor es que Dios reciba honor y gloria en todo el proceso de elección de su pastor que ustedes van a desarrollar.

 

¡Qué Dios nos ayude en todo este tan serio asunto! (1 Samuel 9:1-2 Comp. con 1 Samuel 16:6-7)

 

 


 
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